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El poeta oliventino, Curro Gadella nos visita en nuestro centro.
06.04.2011 - Javier González
Esta semana, la clase de lengua de segundo de ESO fue diferente.
El poeta Curro Gadella recitó algunos poemas y mantuvo un animado y cercano coloquio con los alumnos. Se habló de temas diversos: la vida del poeta, la posguerra, las diferencias entre la sociedad de antes y la de ahora y, cómo no, de la poesía.
Francisco José Gadella Señorón, Curro Gadella, nace en Olivenza en 1943, en el barrio de la Farrapa, junto a la fuente de la Rala, de la que dice:
"Fuente antigua remozada
donde bebí tantas veces,
en ti tengo reflejada
de mi niñez la mirada
en el cristal que pereces"
Como la mayoría de los niños de la posguerra, Curro creció entre el hambre de las cartillas de racionamiento, por lo que no tuvo posibilidad de ir a la escuela. Desarrolló sus primeras tareas en el campo, ayudando a su padre. Sus anhelos por acercarse a las letras han hecho de él un poeta autodidacta y cercano a la gente. Esto, unido a su sensibilidad ante el ritmo y la fuerza del cante jondo, le han llevado a convertirse en un poeta reconocido, del que fluye la poesía como el agua por un arroyo: cantarina, pura y transparente.
Cuando cumple los dieciocho años emigra a Suiza, donde vive un año. Posteriormente se traslada a Barcelona y se instala en Sant Adrià del Besòs. La añoranza y el amor a su tierra han convertido a Olivenza en uno de los ejes sobre los que gira su poesía.
VERDE, VERDE
Encinas, verdes encinas
de tronco y ramaje arcano,
que en tierras oliventinas
sois reinas de monte a llano.
Olivares, olivares
que de la sierra al camino
os hacéis verdes altares
por mi campo oliventino.
Trigales, verdes trigales
los de esta tierra que adoro,
que son como verdes mares
donde el sol vierte su oro.
Viñedos, verdes viñedos
que en desfile peregrino
resbalan desde los cerros
en un llorar de racimos.
Maizales, verdes maizales
que levantan su bandera
escalando los bancales
desde los mismos canales
hasta la misma ribera.
Cantares, viejos cantares
que hablan de vino y aceite,
porque del corazón sale
cuando los canta mi gente.
Campo verde, verde campo.
Pueblo blanco, blanco pueblo.
Sobre vosotros levanto
verso a verso mis recuerdos.
Sus poemas han sido incluidos en cinco antologías y muchos de ellos han recibido premios en diversos concursos de nivel nacional. Pero lo más importante es que nuestro poeta sabe vivir la poesía día a día: durante casi tres décadas, se ha dedicado a difundirla junto con el flamenco por colegios, por la cárcel, por los foros culturales de Barcelona y otras poblaciones catalanas y, sobre todo, desde la radio, donde se ha centrado su trabajo a lo largo de estos años. Es un profesional de la comunicación y ha sabido llegar no sólo al corazón de la gente relacionada con el mundo de la política y de la cultura, sino también al de la gente sencilla. También al de nuestros alumnos, que no querían dejar de escucharlo a pesar de haberles llegado la hora del recreo.
Todos sabemos que en el mundo actual la poesía no está de moda, pero Curro logró por un momento sacar de estos chicos ese poeta que todos llevamos dentro y que surge con los recuerdos, con la pena, con el amor, con la esperanza. Y nos supo transmitir con sencillez y entusiasmo una idea clave: la poesía da relieve e intensidad a la vida... a cualquier vida.
que bonitas las poesias