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'El periodismo es eso, romper barreras y conseguirlo'

13.05.2016 - ROBERTO HERRERA. BADAJOZ

Entrevistamos vía twitter a Víctor M. Olazábal. Estudió Periodismo en la Universidad Complutense de Madrid. Actualmente es corresponsal en la India para diversos medios.

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Perfil en twitter de Víctor M. Olazábal. Roberto Herrera

En concreto Víctor M. trabaja como reportero en todo el sur de Asia (India, Bangladesh, Nepal, Sri Lanka) para El Mundo, la Cadena Ser, El Periódico de Cataluña, Público, El Universal, El Confidencial, Ara, Tiempo, La Tercera y Vice. Hemos podido entrevistarle gracias a que entramos en contacto con él por medio de su twitter.

Pregunta. ¿Qué le llevó a dedicarse al periodismo? ¿El periodista se hace o nace?

Respuesta. Elegí esta profesión casi por casualidad. Tenía una semana para elegir la carrera universitaria que iba a estudiar y no tenía nada decidido, hasta que el padre de mi mejor amigo me dijo 'pues yo te veía como periodista'. Me lo pensé esa tarde y lo vi claro. Y aquí estoy. Es de las mejores elecciones de mi vida porque ahora no concibo trabajar de otra cosa, ser otra cosa. Amo el periodismo y vivo 24 horas al día pensando en él, afecta a toda mi vida pero de un modo que me apasiona, no como una carga. Creo que el periodista se hace. No puedo decir lo contrario después de haber explicado cómo llegué yo a esto- pero es imprescindible que haya algo previo dentro de ti, algo que has tenido toda tu vida ahí dentro, que va con tu personalidad y que quizá nunca habías pensado en utilizarlo de forma profesional o laboral pero que es parte de ti desde niño. Creo que las bases para ser periodista nacen dentro de ti si eres alguien que constantemente se está preguntando qué ocurre a tu alrededor y, sobre todo, por qué; si te gusta investigar para saber más sobre algo que te han enseñado de forma superficial; si eres alguien, además de todo eso, al que le gusta contarlo, compartirlo, explicarlo para que los demás lo sepan. Es decir, creo que el periodista se puede hacer, pero debe haber un instinto esencial que te empuje, en tu vida, a hacerte preguntas y buscar respuestas.

P. ¿Por qué eligió la India como lugar de trabajo?

R. Elegí la India junto a mi pareja, que es fotógrafa, para empezar nuestro trabajo como periodistas por el mundo. El sur de Asia, en principio, es el primer paso. Pero la vida te enseña que nunca sabes por dónde van a ir las cosas. Elegimos la India porque es un país muy interesante que tiene muchas historias que contar. Historias que a nosotros nos parecen extrañas, increíbles. Al mismo tiempo es un país relativamente barato, entonces nos viene bien porque podemos vivir aunque cobremos poco dinero. Y además es un país que está muy bien ubicado para seguir buscando historias en otros países cercanos, como Nepal, Bangladesh o Sri Lanka.

P. ¿Es realmente un país pobre como la imagen que tenemos de él?

R. India es un país pobre, sí. Muy pobre. En las ciudades la clase alta tiene mucho dinero y ha crecido la clase media, y ambas cada vez más adoptan un estilo de vida occidental, pero la gran mayoría de la población vive en las zonas rurales, en miles de pueblos dispersos por todo el país, y viven de la agricultura. Tienen serios problemas para salir adelante económicamente, y el país cuenta con unas deficiencias de Sanidad y Educación muy importantes. En muchos lugares faltan cosas básicas como un buen sistema de saneamiento, centros médicos, electricidad en casa, acceso a agua potable o la alfabetización de la población. En India unos 400 millones de persona ni siquiera tienen electricidad en casa y más del 80% de la población vive con menos de 3 dólares al día. Las ciudades se llenan de gente que abandona el campo y va a la ciudad a buscar cualquier trabajo, lo que crea una sobrepoblación urbana que acaba viviendo en barrios marginales (conocidos como 'slums') de miles y miles de personas en unas condiciones muy lamentables. Pero es cierto que, aunque sea la imagen que se tiene de India, no todo es miseria aquí. Precisamente parte de nuestro trabajo también es mostrar eso, romper ideas preconcebidas que se tienen de India escribiendo historias que muestren cómo el país sale adelante, cómo lucha su gente ante las injusticias, qué proyectos interesantes hay para mejorar la situación, etc.

P. ¿Qué podemos aprender los europeos de India?

R. Su capacidad para salir adelante ante las adversidades. Muchos indios se encuentran en situaciones muy difíciles, casi imposibles, pero son capaces de salir adelante con todos los esfuerzos posibles. Hablo de situaciones diarias, de una lucha constante contra todo lo que se te pone delante, que es mucho, durante toda una vida. Hace falta mucha fuerza, mucha paciencia y mucho valor para hacerlo, y los indios lo hacen. Aquí la gente nunca se da por vencida a la hora de sobrevivir (en otras cosas sí se da por vencida, pero ese es otro tema). Cuando entrevisté al Premio Nobel de la Paz, el indio Kailash Satyarthi, me dijo 'India es el país de los mil millones de problemas, pero también el de los mil millones de soluciones?' Y es verdad. Si un indio se queda sin trabajo y tiene que alimentar a toda su familia, su cabeza empieza a funcionar y piensa, vale, ¿qué puedo hacer? Tengo que ganarme la vida haciendo algo, lo que sea? y es muy probable no que encuentre un trabajo, que es lo que haría un europeo, sino que lo invente. Por eso en India te encuentras empleos y profesiones que jamás imaginarías. Por ejemplo: limpiador de oídos, hombres que van por la calle con un bastoncillo preguntándole a la gente, '¿quieres que te limpie los oídos?'. Y lo hace, ahí en mitad de la calle, en quince segundos, por unas pocas rupias.

P. Cuéntanos algunas anécdotas de tu trabajo como corresponsal allí.

R. Pues mira, ya que hablaba antes del Premio Nobel. Eso fue curioso. Yo estaba trabajando en un reportaje sobre explotación y tráfico infantil y entrevisté a Kailash Satyarthi, que dirige una ONG sobre el tema. Una entrevista larga y muy interesante  con un tipo normal, nada ambicioso, que dice abiertamente lo que piensa, uno de tantos activistas que hay en India y que luchan contra las mil injusticias y desigualdades que hay aquí. En ese momento para mí era una entrevista normal, como tantas otras que había hecho. Eso fue un miércoles. Ese viernes le dieron el Premio Nobel de la Paz. Fue una sorpresa enorme y, claro, la entrevista que le hice el día que lo ganó (sólo dos días después de la primera entrevista) fue todo lo contrario: una entrevista corta, con sus respuestas muy medidas, sin mojarse en ninguna pregunta incómoda. La situación había cambiado por completo, ahora era una figura internacional.

Anecdótica también es mi cara cuando estoy en el ashram (un centro de meditación) de un gurú espiritual que tiene millones de seguidores y estoy entrevistando a una de sus seguidoras, que me explica cómo este gurú, su líder, se le apareció en visiones cuando ella tuvo un accidente de tráfico y le dijo 'No, no puedes morir' y le salvó la vida. También, me dijo, le curó una enfermedad del corazón a su madre y le devolvió la fertilidad a su cuñada. Mi cara era un poema. Estas sectas son muy habituales en India y mueven a millones de personas.

P. ¿Tienes experiencia en otros países? ¿Ha corrido peligro en alguna ocasión?

R. Vivo en Delhi, India, pero suelo viajar a los países vecinos como Nepal, Bangladesh y Sri Lanka. Son países preciosos, muy interesantes, que también tienen muchas historias que contar y en los que casi no hay periodistas extranjeros para contarlas. En Nepal cubrí el año pasado el terremoto que azotó al país y que causó 9.000 muertos. Fueron momentos de mucha emoción y, como periodista, se te dispara el instinto de querer hacer el mejor trabajo del mundo buscando historias para explicar a los lectores cómo está el país, qué ha ocurrido, cómo están los nepalíes. Peligro 'peligro se pasa en India a cada paso que das. Con el tráfico que hay, con el estado de los edificios, con las aglomeraciones que se forman'. Yo siempre digo que los indios no son del todo conscientes de que se están jugando la vida varias veces al día (literalmente) en instantes que pasan desapercibidos porque son normales, pero en los que la vida y la muerte se separa sólo por cosas milimétricas.

P. ¿Qué recomendarías a estudiantes que quieran dedicarse al periodismo?

R. Les recomendaría tener pasión por lo que hacen y luchar por ello. La vida es tomar decisiones, apostar por ellas y luchar si realmente crees en ellas. Da igual lo que te digan sobre el futuro pesimista que se avecina o las pocas posibilidades de éxito que haya. Si uno cree en lo que hace y quiere hacerlo, debe hacerlo. Porque en el periodismo siempre te van a decir que no: no se puede entrar, no se sabe por qué, no se debe preguntar, no es recomendable hacer. Y el periodismo es precisamente eso, romper esa barrera y conseguirlo. El mundo está lleno de gente que no se ve capaz de renunciar a lo que tiene para hacer lo que realmente quiere. Y en el periodismo hay que renunciar a muchas cosas. Pero merece la pena.