La puntería como herencia genética.

El cacereño Pedro Fernández, campeón de España sub-16 de dardos electrónicos, sigue los pasos de su padre, un pionero en la materia.

Dicharachero y con desparpajo, el joven Pedro Fernández (Cáceres, 26 de octubre de 2004) hace gala de una comedida rebeldía propia de su edad, pero nada que no sea incompatible con la disciplina exigida para ser hoy toda una promesa nacional en el mundo de los dardos electrónicos.

Este adolescente se ha proclamado Campeón de España en categoría sub-16. Además, ya sin discriminación de edad, se alzó con el segundo puesto nacional en la modalidad de 501 en la cita que tuvo lugar recientemente en la localidad barcelonesa de Calella. «Fue una experiencia muy bonita porque es el primer campeonato nacional que gano. Al vivirlo con mi padre, fue algo especial que me gustaría repetir».

Precisamente su progenitor no es otro que Perico Fernández (Cáceres, 18 de octubre de 1968). Todo un pionero en la materia en la capital cacereña que a lo largo de los últimos 30 años ha tenido mucho que ver con el crecimiento experimentado por un deporte cuyas cabezas visibles internaciones pretenden que pueda convertirse en olímpico para los JJ.OO. de 2024. En los inicios de Perico como jugador no había equipo alguno en la ciudad. Ahora hay alrededor de 40 y hace unos años existían más de 100. Cifras impensables por aquel entonces.

Con la puntería como mayor estandarte de la herencia genética recibida, Pedro Fernández asume que esta cualidad que le es intrínseca tan solo es el punto de partida para seguir evolucionando como jugador: «Hay que valer, pero también hay que entrenar mucho para jugar mejor y tener técnica». Pero, ¿qué ve el padre en su vástago? «Veo mucha alegría, tanto en él como en sus compañeros. Tienen todo el apoyo y la oportunidad que nosotros no tuvimos». Y es que el único sueño incumplido de Perico es el de no haber podido disputar la PDC World Championship en el Alexandra Palace de Londres. Sin duda, el evento de mayor prestigio internacional.

No obstante, cuando su carrera estaba en la cresta de la ola sí tuvo tiempo para proclamarse campeón de España con un equipo de Coria, con el que a la vez consiguió un subcampeonato mundial en Las Vegas en el año 1994, dejando por el camino amigos por toda la geografía española: «Tengo una cama en cada sitio. Y ellos saben que también cuando vienen a Cáceres», dice.

A sabiendas de que la constancia es el principal baluarte para forjar su trayectoria futura, sobre todo en una etapa vital de muchos cambios como es la adolescencia, Pedro Fernández tiene muy claras sus aspiraciones: «Sé que tengo que entrenar mucho para llegar a ser como mi padre o mejor, pero no es algo que sea una obligación. Llegaré hasta donde pueda», analiza el joven. En la misma línea versa la opinión de su padre: «Que intente llegar hasta donde pueda, pero que tanto él como sus compañeros aprovechen todas las oportunidades. Ahora hay más facilidad para conseguir patrocinadores». ¿Se puede hacer de los dardos una profesión? «Sí, yo la he hecho. Y ahora incluso hay menos dificultades», sentencia el padre de la joven criatura.

Aunque Perico desvela que la salud en general de este deporte en la región es buena -él mismo coordina las federaciones de Cáceres y Badajoz-, considera que todavía queda por poner la guinda con algún equipo que pueda reunir a lo mejor de cada casa para aspirar a altas cotas, pues el nivel existente, dice, es sumamente alto en la región como para competir en igualdad de condiciones con lo más granado del panorama nacional.